2 de marzo de 2007

Historias de transporte público

Mientras esperaba el autobús, casualmente, contemplé otra escena, otra de esas situaciones que lamentablemente perduran en esta contradictoria realidad social.

Varias personas aguardábamos en la parada. Otras, se incorporaban en cuestión de minutos. Entre ellas, un obrero de origen africano, con la atención centrada en la conversación que mantenía a través de su móvil. En pocos segundos, el 35 llegó, y todos nos dispusimos a subir. Lo que hasta entonces seguía un transcurso convencional, se vio alterado por los gritos de un señor (por llamarlo de algún modo) de unos 60 años, que también subía en ese autobús. A pesar de que los que antes esperábamos, no formábamos fila ni guardábamos un orden concreto, y pese a que el obrero extranjero se incorporó, cuando, aproximádamente la mitad del grupo hubo subido al autobús, el individuo en cuestión comenzó a gritar. Acusó al africano de haberse “colado” en la fila, y le dedicó una par de frases cargadas de ira de naturaleza racista, tales como “esto sí que lo aprendéis bien”. El africano, por su parte, respondió con un “déjeme y cállese”, de pronunciación imprecisa.


¿La reacción colectiva? Un silencio impasible, sólo fragmentado por mi petición al señor de que no dijera estupideces, y por la estelar intervención de la señora de delante, que se giró hacia el extranjero y le advirtió que no mirase “así”, ya que el señor que gritaba tenía la razón.

Sobra decir que somos muchos (españoles) los que alguna que otra vez nos hemos “colado” en la parada del bus, y nadie nos increpa con tal rabia, porque en este caso el extranjero no se coló.

Las acciones de esta índole me crean un malestar que no acierto a describir, quizá, como aquel señor, yo también siento rabia, pero, a diferencia de él, elijo plasmarla aquí, y no en unos miserables gritos violentos.

1 comentario:

The Last Dreamer dijo...

Mientras el color de la piel,siga siendo más importante que el color de los ojos, habrá discriminación e injusticia en esta sociedad.