7 de mayo de 2007

Ética vs Estética


Mi repulsa hacia el espacio Cambio Radical, una de esas maravillas televisivas que nos ofrece la cadena Antena 3, en sintonía con Cantizano y su polígrafo, no cabe en estas líneas…pero, aún así, intentaré expresar lo deplorable que encuentro el hacer de la cirugía estética un espectáculo morboso y vulgar.

El programa que presenta Teresa Viejo recurre a la sensiblería fácil y al “interés” que suscita en la audiencia el antes-después de un físico común. Y ahí es precisamente donde reside lo grave del asunto (dejando a un lado el debate acerca de si contenidos de esta índole deberían tener cabida en los medios, que, por supuesto, daría para muchas más líneas). Los casos que abordan no son precisamente los de personas cuyos problemas repercutan en su salud, por tanto, al parecer, no se trata de un diagnóstico clínico, sino que obedece a otros factores…

El auge de este tipo de intervenciones camina paralelamente a la demanda social de un método rápido y eficaz para conseguir un aspecto que se asemeje al ideal de belleza imperante en estos días. Dicho reclamo está determinado, en gran parte, por la presión que sobre nosotros ejercen los medios de comunicación de masas y la publicidad. Son innumerables las fuentes que implícita o explícitamente muestran ese modelo estético, un bombardeo al que todos hemos sucumbido, aceptando un único paradigma de la belleza que hoy nos somete.

Estamos encadenados hasta tal punto que padecemos complejos psicológicos que determinan nuestra manera de ser y la forma en que nos relacionamos con los demás. Pero ¿es el quirófano el modo idóneo de terminar con las inseguridades físicas de las personas? ¿Acaso esa es manera de fortalecer el espíritu y recobrar el ánimo?

Hay quienes todavía creemos que el atractivo reside en uno mismo, y en la manera de proyectarlo al exterior, mientras el resto es un todo relativo y subjetivo.

Un gran filósofo alemán, declaró, evocando uno de los principios platónicos, que “la belleza es la manifestación sensible de la idea”, y, ciertamente, en la actualidad, a menudo parece que hayamos olvidado que existe otra realidad además de la que captan nuestros sentidos. Mi humilde reflexión empieza y concluye en el mismo punto, aquel que habla de que todos deberíamos prestar más atención a nuestra capacidad inteligible, al universo de ideas del que disponemos. Ideas esperando por ser pensadas, alumbradas, manifestadas. Esperando, al fin y al cabo, por mover el mundo.